martes, 7 de junio de 2011

Una taza de chocolate con Miss Betty.





Fue en un otoño en Massachusetts  cuando conocí a Miss Betty .Me pareció que tenía unos  84 años. Recurerdo su cabello blanco y que siempre se arreglaba para salir. Vivía justo detrás de la universidad de Harvard, en una  casita blanca de dos pisos con fotos en sepia, muebles fuertes, acuarelas pintadas por ella y con un mullido gato que se paseaba con graciosa arrogancia

Miss Betty ya no podía apreciar todo aquello,tenía Alzheimer muy avanzado. Por orden de un familiar, sería trasladada a un centro especializado en la afueras. Nunca se casó y no tuvo hijos.


Antes de que se fuera a su nuevo hogar, mi tía Ana la llevó a su casa a pasar una tarde. Mientras ella se encontraba en el comedor, concentrada en sus pensamientos, yo  comencé a preparar un chocolate con leche para tomar. En pocos minutos la cocina y el comedor quedaron embriagados por tan cálido y acogedor aroma y entonces sucedió :Miss Betty salió de sus pensamientos y exclamó desde el alma y con voz fuerte y a la vez temblorosa: ¨ ¡CHOCOLATE!¨
Vi sus ojos, como si fueran los de una niña que desea con ansias lo que más le gusta, luego se puso de pie y lentamente se acercó a mí y casi con un acento muy british me dijo: "¿Can I have a cup of chocolate  my dear?". Yo me  quedé impresionada; en el baúl de su memoria, estaba grabado el olor y el sabor del chocolate. 
En ese momento pensé como algo tan sencillo , puede en tu vejez hacerte un niño, recordar y vivir. Sentadas, tomando un rico chocolate caliente, Miss Betty me contó de su juventud, sobre su padre y el amor.¡Cuánto de una vida en una taza de chocolate!

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